La Metralleta de Don Godo/Columna invitada / En esta entrega respalda movimiento cívico en favor de que Loma Miranda se convierta en parque nacional

domingo, 6 de julio de 2014

La Metralleta de Don Godo

Por Luis Godofredo Pichardo/ Editor del Servicio Panamericano de Noticias/  revistas Nuevo Mundo y Ventana Católica en formatos  de  Blogs Digitales.

¿Por qué debemos apoyar el campamento  a favor de  Loma Miranda en la Vega?

Parte de los asistentes al campamento de Loma Miranda

  Esta controversial batalla entre ecologistas, políticos, religiosos, gobernantes, periodistas, y forasteros inversionistas,  como son los truhanes de Falcombrige, unos multimillonarios canadienses que se han cansado de ganar dinero a costa de los recursos naturales dominicanos,  este problema se ha convertido en un oasis de intereses.

El letrero habla claro y apoyamos el movimiento cívico

  Como el capital compra voluntades, los primeros en apoyar la explotación de Loma Miranda fueron los residentes de la provincia Monseñor Noel (Bonao), y aunque el progreso no se vé, ellos fueron beneficiarios   en  dos  décadas por el establecimiento de una ley de  parte de los recursos  que  devolvía la multinacional al estado dominicano.

  Pero en realidad,  la Falcondo,  como le apodan a la empresa canadiense,  lo único que ha hecho es explotar toda una cordillera para sacar y llevarse fuera del país diversos metales no renovables que fueron extraídos sin criterios ecológicos y que llenaron los bolsillos de los accionistas de  Falcondo.

  Los supuestos reclamos entre comillas de los habitantes de Bonao para que se permita la explotación de Loma Miranda son entendibles. La miseria tiene la cara fea, y a decir verdad, la Falcondo favoreció a trabajadores de la provincia y de paso el comercio floreció, porque además de los trabajadores locales, muchos trabajadores emigrantes de otros puntos del país se instalaron en la provincia minera, y hasta que fue desmantelada recientemente, eran muchos los beneficiaros,  tanto trabajadores, como mercaderes de diversas áreas y rubros los que dependían de la minera canadiense.

  Se ha levantado un campamento en las márgenes del río Acapulco, con la presencia de diversas personalidades dominicanas, y de ciudadanos de a pies, es decir, comunes y corrientes que han ido hacer causa común con el reclamo,  de que se declare de una vez y por todas dicha cordillera  como parque nacional.

El padre Rogelio Cruz, se crucifica junto a otros defensores de Loma Miranda. Las críticas que se le hacen al religioso serán compensadas por la ciudadanía agradecida

  Es el momento óptimo y adecuado para unirnos en una sola voz y reclamar a los legisladores que se dejen de pendejadas y abandonen sus intereses mercuriales y aprueben definitivamente la ley que declara área protegida y parque nacional a Loma Miranda.

  La Iglesia toma el báculo y asume el control de la lucha.  Es una noticia halagadora y alentadora el hecho de que la Iglesia Católica asuma el rol de lucha y defensa de los que primero levantaron su  voz para defender la conversión de esa cordillera en parque nacional. Es decir, en lo adelante, el prebístero Rogelio, y los otros sacerdotes que  faenan junto a él no estarán sólos en la lucha.

  Defensores soberaniítas como Narciso Isa Conde, y unas pléyades de hombres y mujeres que componen el campamento en el río Acapulco estarán junto a ellos (al padre Rogelio y su grupo eclesiástico) y aunque el Cardenal López Rodríguez no se ha pronunciado públicamente, esperemos que lo haga el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Dominicana, el obispo Gregorio Nicanor Peña.

  Esta Columna apoya todo el movimiento cívico y pacífico que se haga a favor de la conversión de Loma Miranda en parque nacional y exhorta al presidente Danilo Medina Sánchez, a que haga una declaración responsable que permita una clara definición del controversial tema.

  Un viejo refrán recuerda que el pasmo con tiempo tiene remedio.

   ¿El virus del sicariato también es en  contra de los periodistas?

  Es una pregunta ingenua que se hace La Matralleta de Don Godo. De un tiempo razonable a la fecha se han visto muchos atentados, amenazas, persecuciones y muertes de periodistas que nada tienen que ver con la delincuencia organizada.

  Estos comunicadores sociales el único delito que cometieron fue informar verazmente lo que captaron en sus respectivos entornos informativos. Ni el crimen organizado, ni el de “ cuello blanco”, ni el que opera en los tugurios de nuestros barrios marginados puede pensar que un periodista descamisado sobreviviendo a punta pies, como se dice con la cruz a cuesta, es decir, con  la libreta, el grabador, o una cámara fotográfica para ganarse la vida con sus reportes noticiosos, pueda hacer la competencia a la mafia organizada  y a los políticos corruptos,  que son los que permanecen en contubernios permanentes y en conspiraciones delictivas.

 Lamentamos la última pérdida de la comunidad periodística nacional, y nos solidarizamos con la familia del fenecido camarógrafo Newton González, en la ciudad de Santiago,  que fue muerto a tiros en pleno día a sólo metros de distancia de la comandancia policial del Cibao Central, con asiento en Santiago.

  Deja como herencia una joven viuda y  una criatura que habían procreado en su matrimonio. Todavía la PN no informa sobre el paradero de los atacantes, que se dice fueron dos mozalbetes conocidos por algunos vecinos del lugar,

  El otro caso reciente y relacionado con el sicariato  creciente en República Dominicana, es el del periodista Pedro Fernández, un veterano comunicador  y productor de radio y televisión que ha denunciado en sus programas informativos el tráfico de estupefacientes en San Francisco de Macorís, este comunicador ha sido atacado en dos ocasiones y amenazados de muerte en varias ocasiones, la policía conoce al agresor, pero no lo detiene y públicamente ha tratado de restarle credibilidad al periodista Fernández para dársela al supuesto traficante.¿ Será que los dominicanos están entrando al cerrado círculo del vicariato México-colombiano? Nada puede dudarse,  de una sociedad que ha ido perdiendo sus valores cívicos y morales. @